martes, 29 de noviembre de 2016

LA LIBERTAD DE LA ESTEPA


Esta semana, de la pluma de Nikolái  Gógol, nos aventuramos por las estepas de Ucrania, Rusia, Polonia… Corremos con sus caballos y bebemos sus aguardientes… hasta casi pasamos algo de miedo en sus feroces batallas… pero especialmente nos deleitamos con esa exaltación de la libertad y la belleza de los pueblos primitivos y las tierras vírgenes… Vemos la estepa y oímos los gritos de las pasiones… nos enamoramos de sus ideales y sufrimos sus muchas penalidades… todo desde ese ideal romántico que nos describe Gógol… Os cito un fragmento del capitulo dos, cuando “Tarás Bulba” corre con sus hijos por las estepas rusas…

“La estepa, cuanto más se alejaban, más hermosa se hacía. Entonces todo el sur, todo ese espacio que en la actualidad conforma la Nueva Rusia, hasta el mismo Mar Negro, era un verde desierto virgen. Nunca el arado había surcado las incontables olas de plantas silvestres. Solo los caballos que se ocultaban en ellas como en un bosque las hollaban. En la naturaleza no podía haber nada mejor. Toda la superficie de la tierra aparecía como un océano verde y dorado por el que emergían millones de flores diferentes. A través de los altos y finos tallos de la hierba se adivinaban acianos de color azul claro, añil y lila, la genista amarilla sobresalía con sus corolas piramidales, los tréboles blancos con sus flores en forma de sombrilla coloreaban la superficie, y unas espigas de trigo traídas sabe Dios de dónde maduraban entre la espesura. Bajo sus finas raíces correteaban las perdices extendiendo el cuello. Los trinos de miles de diferentes aves llenaban el aire. En el cielo flotaban inmóviles los azores, extendiendo sus alas y dirigiendo sus miradas hacia la hierba. El graznido de unos gansos salvajes que se volaban en dirección a una nube resonó en algún lago lejano. De la hierba se alzo en acompasado aleteo una gaviota para bañarse en las azules ondas del aire, desapareciendo en las alturas hasta convertirse en un brillante punto negro. Después dio la vuelta y apareció brillante frente al sol. ¡Dios mío, estepas, qué hermosas sois!”

A lo largo de doce capítulos trepida la historia de una saga cosaca. Muchas cosas ocurren y muchas emociones nos despiertan… Desde esos bellos paisajes en los que los dejamos hasta otra lectura… con su final tan inacabado como romántico…

“El Dniéster es un río ancho y caudaloso con muchos remansos, espesos juncales, bancos de arena y cauces profundos; reluce como un brillante espejo fluvial en el que resuenan los sonoros cantos de los cisnes; los orgullosos somorgujos se deslizan raudos sobre él, y multitud de becadas, chorlitos y toda clase de aves engalana sus riberas y sus cañaverales. Los cosacos, gobernando con destreza sus estrechas embarcaciones de doble timón, remaban acompasados esquivando los bancos de arena y ahuyentando a las aves que alzaban el vuelo a su paso. Y mientras tanto hablaban de su atamán.”

El jueves tenemos una cita con el espíritu de un ruso inmortal, Gógol y sus cosacos. No te lo pierdas y ¡lee que esta en todas las bibliotecas!

¿O prefieres que te diga… ¡LELO!



Escrito  por: Javier Morera

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