El pasado 24 de marzo, se cumplían 216 años del
nacimiento de nuestro querido escritor, periodista, dramaturgo, traductor,
político… Mariano José de Larra.
Mucho hemos comentado y siempre nos queda mucho de
recordar de este buen intelectual romántico que en su corta vida (1809-1837)
viajó y conoció el mundo europeo y sus grandes representantes de las letras y
la cultura (Víctor Hugo, Alejandro Dumas…)
Seguramente, le conocemos mejor por sus artículos de
prensa, donde con gracia y mucha inteligencia nos ironiza y muestra el devenir
de los muchos puntos mejorables de la sociedad española de esas épocas tan
convulsas, así como difíciles para gentes que intentaban vivir y abrirse a
ciertas libertades.
También es posible haber leído algunas de sus muchas
crónicas y artículos de crítica tanto literaria como teatral, o sin saberlo,
haber leído o contemplado obras que Larra se encargó de traducir de otros
idiomas, especialmente el francés, ya que en Francia se había educado por
razones de exilio obligado de su padre.
Pero, Larra es poco conocido como dramaturgo. Hay
obras donde, con interés romántico histórico, pretende guardar momentos épicos
de nuestro pasado… y no han sido muy bien aceptadas en nuestra cultura, que
admira mas cualquier héroe foráneo que un legendario personaje de nuestra
historia. Hay también “versiones” o piezas que este autor nos ha dejado como
suyas, pero que algunos investigadores consideran “adaptaciones” que no
traducciones, de otras comedias extranjeras, francesas principalmente…
Este es el caso de una comedia en dos actos titulada
Julia, en la que, muy brevemente y
con mucha picaresca, Larra nos cuenta las dificultades de una mujer joven, para
casarse con quien quiere, con todos los problemas de economías y protocolos,
prejuicios y compromisos que esa sociedad de principios del siglo XIX tenía en
España.
Y aun más gracia y significado tiene la Comedia: NO MAS MOSTRADOR, donde el astuto Larra
nos mezcla el problema de los matrimonios, con el interés de la “burguesía” por
convertirse en nobleza y las picarescas de estas élites de gran apellido y
titulo para seguir subsistiendo sin recursos y sin consentir en el digno
trabajo que siempre les parece impropio de los “hidalgos”….
Temas preciosos, donde se intenta poner en clave de
humor, problemas muy serios y muy tristes… donde se proponen soluciones
moralizantes o al menos practicas y humanas a costumbres “rancias”… donde se
busca la libertad, la igualdad, la fraternidad… ¿Demasiado moderno para
entonces y para ahora?
Os dejo con una cita de esta última obra comentada…
Pero merece leerla entera… en el teatro no la encontrareis… ¡ahora solo se
llevan los musicales!
DOÑA BIBIANA.- ¿Y qué tenemos
con esa relación tan larga de mi padre, y de mi abuelo, y de mí?... Vaya, que
es gracioso. Sí señor, quiero dejar el comercio; sabe Dios lo que la suerte me
reserva todavía: verdad es que mi madre vendía botones; pero por eso mismo no
los quiero vender yo... sobre todo, si yo conozco mi genio... y, vamos a ver,
dime: ¿qué era la marquesa del Encantillo, que anda desempedrando esas calles
de Dios en un magnífico landó? A ver si su abuelo no era un pobre valenciano,
que vino vendiendo estera, y se ponía por más señas en un portal de la calle de
las Recogidas, hecho un pordiosero, que era lo que había que ver. En fin, fuera
cuestiones, Deogracias; te lo he dicho, no quiero más comercio. Llevo ya
veinticuatro años de medir sedas, y de estirar la cotanza para escatimar un
dedo de tela a los parroquianos, y de poner la cortina a la puerta para que no
se vean las macas de las piezas... qué sé yo... maldito mostrador; basta,
basta, no más mostrador.
Escrito
por: Javier Morera